viernes, 5 de junio de 2009

MODELOS DE ANÁLISIS SEMIÓTICOS

DESCRIBA LOS MODELOS DE ANÁLISIS SEMIÓTICOS DE: UMBERTO ECO (DISTIGUE 2 REGISTRO: VISUAL Y VERBAL) Y DE ROLAND BARTHES (DISTINGUE 3 NIVELES DE INTERPRETACIÓN: VERBAL (FUNCIÓNES DE ANCLAJE Y RELEVO). DENOTADO Y CONNOTADO)

1. MODELO DE ANÁLISIS SEMIÓTICOS DE: UMBERTO ECO

En una primera instancia comenzaremos a abordar la posición de Umberto Eco, con respecto a los modelos de análisis semióticos.

Cuando nos referimos específicamente sobre los diferentes modelos de análisis semióticos, Umberto Eco se refiere a un espécimen que concuerda con su tipo. A esta relación a su vez, Eco la clasifica en: ratio facilis y en ratio difficilis.

1.1. Ratio Facilis, Lo Verbal

Así pues a la ratio facilis lo asocia con lo verbal, en éste sentido lo define como un espécimen expresivo que concuerda con su tipo expresivo tal como este ha quedado institucionalizado por un sistema de la expresión y como tal lo ha previsto el código.

En éste sentido en el lenguaje verbal hay unidades mínimas y reglas para reproducir. Diremos que el lenguaje verbal es codificado, a diferencia de la ratio difficilis se la asocia con lo visual.

1.2. Ratio Difficilis, lo visual

El autor refiere a que se puede dar el ratio difficilis cuando un espécimen expresivo concuerda directamente con su contenido y no con su tipo expresivo. Por lo tanto tendremos al qué producir (la unidad cultural), pero no tendremos al cómo (la forma de hacer, las reglas). Se podrá decir entonces que el lenguaje visual está hipocodificado.

En este sentido, en lo visual al no tener reglas para la reproducción de aquello que se desea representar, se debe inventar, tal como lo expresa Umberto Eco "el pintor tiene que inventar una nueva función de signo y tiene que proponer un nuevo modo de codificar".

De esta manera este modelo de análisis semiótico implicaría proponer una nueva correlación que, habitualmente, es fijada por convención. Aunque inventar no implicaría la realización de cualquier tipo de representación del objeto, sino que para la realización de equivalentes icónicos se seleccionarán sólo ciertos rasgos pertinentes de los objetos a retratar.

Al mismo tiempo el autor refiere que para realizar una traducción del lenguaje verbal al lenguaje visual se puede hacer una traducción punto a punto dado que contiene unidades mínimas y formas de hacer. En cambio, si se desea realizar una traducción del lenguaje visual al lenguaje verbal no siempre se podrá realizar dado que el lenguaje visual es muy débil e impreciso, por lo que sus variantes son muchas. Un claro ejemplo que da el autor es el de Wittgestein cuando se le pide que traduzca el gesto napolitano al lenguaje verbal y este no puede.

Otra diferencia planteada por Eco es que en el lenguaje verbal podemos hablar de signos mientras no podemos hacer lo mismo en lo visual ya que sería incorrecto hablar de signos icónicos, por esta razón propone hablar de textos icónicos y no de signos.

2. MODELO DE ANÁLISIS SEMIÓTICO DE ROLAND BARTHES

2.1. VERBAL

ROLAND BARTHES expresa que cuando el lenguaje verbal toma la moda a su cargo hace con ella lenguajes poéticos, imaginarios, ideológicos. En este sentido Barthes se refiere al que el sistema deja de ser pobre cuando se analiza el discurso sobre la moda. Por ejemplo la moda verbalizada (escrita) en las revistas de moda constituidas de esas sustancias mezcladas de lenguaje (sistemas semiológicos pocos puros), sustancias trans-lingüísticas se constituyen en el objeto de estudio de la semiologia.

El signo verbal es un signo típico, y el signo icónico (las imágenes) también lo es, independientemente de los modos de producción, manual como en el dibujo, o mecánico como el la fotografía. También el signo gestual es un signo típico al apoyarse en un único soporte o materia de la expresión.

2.2. FUNCIÓNES DE ANCLAJE Y RELEVO

Toda imagen es polisémica, cuando provoca una interrogación sobre el sentido; en este sentido, esta interrogación aparece siempre como una disfunción, incluso en los casos en que la sociedad recupera dicha disfunción bajo la forma del juego trágico (Dios, mudo, no permite escoger entre los signos) o poético (el "estremecimiento de los sentidos", pánico de los antiguos griegos); incluso en el cine, las imágenes traumáticas aparecen acompañadas de una incertidumbre (de una inquietud) sobre el sentido de los objetos o de las actitudes.

Sin embargo, en toda sociedad se desarrollan diversas técnicas destinadas a fijar la cadena flotante de significados, con el fin de combatir el terror producido por los signos inciertos: una de estas técnicas consiste precisamente en el mensaje lingüístico. Al nivel de mensaje literal, la palabra responde, de manera más o menos directa, más o menos parcial, a la pregunta ¿qué es eso?

No obstante, surge la pregunta que es el caso de estudio de ROLAND BARTHES ¿Cuáles son las funciones del mensaje lingüístico respecto al (doble) mensaje icónico?

Al parecer debería tener dos: una función de anclaje y otra de relevo. El anclaje es la más frecuente de las funciones del mensaje lingüístico.

El anclaje es un control, detenta una responsabilidad sobre el uso del mensaje frente a la potencia proyectiva de las imágenes; con respecto a la libertad de significación de la imagen, el texto toma un valor represor, y es comprensible que sea sobre todo en el texto donde la sociedad imponga su moral y su ideología.

La palabra "relevo", contribuye realmente a hacer avanzar la acción, disponiendo a lo largo de los mensajes sentidos que no se encuentran en la imagen. Es evidente que las dos funciones del mensaje lingüístico pueden coexistir en un mismo conjunto icónico, pero el predominio de uno u otro no es indiferente.

2.3. DENOTADO Y CONNOTADO

ROLAND BARTHES señala que todo sintagma de significación incluye un plano de la expresión (E) y un plano del contenido (C) y que la significación coincide con la relación (R) de los dos planos: E R C.

Así pues, podemos suponer que tal sistema E R C se convierte a su vez en el elemento simple de un segundo sistema, que de esa manera será su extensión; habrá entonces que considerar dos sistemas de significación imbricados uno en otro, pero también desligados uno de otro.

Sin embargo, el «desligamiento» de los dos sistemas puede hacerse de dos maneras enteramente diferentes, según el punto de intersección del primer sistema en el segundo, con lo cual resultan dos conjuntos opuestos.

En este sentido se podría decir que un sistema connotado es un sistema cuyo plano de la expresión está constituido por un sistema de significación; los casos corrientes de connotación estarán evidentemente constituidos por los sistemas complejos cuyo primer sistema lo forma el lenguaje articulado Por ejemplo: el caso de la literatura

La Denotación es la significación explícita, exacta y evidente. Connotación es aquello que se sugiere, lo posible de ser interpretado de otra manera.

Mientras que la connotación, por ser un sistema, abarca significantes, significados y el proceso que une unos con otros (significación), por lo que sería necesario emprender antes que nada el inventario de estos tres elementos en cada sistema.

Los significantes de connotación, o connotadores, se constituyen por signos (significantes y significados reunidos) del sistema denotado, varios signos denotados pueden reunirse para formar un solo connotador, si está provisto de un solo significado de connotación; dicho de otra manera, las unidades del sistema connotado no tienen forzosamente la misma dimensión que las del sistema denotado; largos fragmentos de discurso denotado pueden constituir una sola unidad del sistema connotado (es el caso, por ejemplo, del tono de un texto, formado por palabras múltiples, pero que remite sin embargo a un solo significado).

En cuanto al significado de connotación, tiene un carácter a la vez general, global y difuso: es, si se quiere, un fragmento de ideología: el conjunto de los mensajes franceses remite, por ejemplo, al significado «Francés»; una obra puede remitir al significado «Literatura»; estos significados están en estrecha comunicación con la cultura, el saber, la historia; mediante ellos, si es lícito expresarse así, el mundo penetra el sistema; la ideología sería en suma, la forma (en el sentido de Hjelmslev) de los significados de connotación, en tanto que la retórica sería la forma de los connotadotes

Bibliografía:

§ BARTHES, Roland. La cámara lucida, nota sobre la fotografía. España. Paidos. 1992.

§ Roland Barthes, La aventura semiológica, Paidós, Barcelona, 1990

§ Unberto Eco, Perspectivas de una semiótica de las artes visuales. Criterios, La Habana. Pag. 221 - 233

lunes, 1 de junio de 2009

Tipos de Códigos

Códigos Lingüísticos

Para comenzar a analizar este tipo de código es necesario explicar que se trata de un conjunto de elementos que se pueden combinar siguiendo ciertos criterios a fin de dar a conocer algo.

Así pues, la sociedad humana actual se logra caracterizar porque se logra valer de diferentes unidades sonoras significativas, a fin de que logren comunicarse a través de un código más complejo, es decir las lenguas humanas o códigos lingüísticos.

En éste sentido el código lingüístico es el conjunto de unidades de toda lengua que se combina de acuerdo con ciertas reglas y permite la elaboración de mensajes. Las diversas comunidades humanas del mundo han organizado sus propias lenguas utilizando sonidos articulados que se asocian a distintos significados.

El emisor y el receptor deben utilizar el mismo código para que la comunicación sea posible. Aunque todos los otros elementos del circuito comunicativo funcionen adecuadamente, la comunicación no tendrá éxito si es que emisor y receptor no comparten el mismo código. o saben el mismo código.

Estos códigos lingüísticos presentan dos variantes:

· El código lingüístico oral

· El código lingüistico escrito

Códigos Paralingüísticos

Los Códigos Paralinguisticos se caracterizan por el conjunto de signos no verbales que acompañan la comunicación lingüística y que complementan la comunicación, especialmente la interpersonal, como los gestos del rostro y ademanes corporales.

Los códigos paralingüísticos son considerados el principal vehículo para la comunicación emocional.

Ejemplos:

· los alfabetos significativos

· el baile,

· el Morse

· los sus títulos del lenguaje (ej.: la mitografía, la pictografía)

· los auxiliares del lenguaje (ej.: la entonación, la quinésica y la prosémica).

En este sentido decimos que se refiere a sistemas o conjuntos de signos que aunque no se identifican con el lenguaje están próximos a él, al cual apoyan, complementan o sustituyen en los procesos de la comunicación. Cuando nos comunicamos intervienen una serie de gestos o actitudes corporales que emiten mensajes, muchas veces enfatizan lo que estamos diciendo, sustituyen por completo las palabras o en otros casos desmienten nuestro mensaje verbal y es a esto que llamamos códigos paralingüísticos.

Código extralingüístico.

El código extralingüístico se refriere al conjunto organizado de signos, el cual mantienen autonomía funcional con respecto al lenguaje, a pesar de que se emplea combinatoriamente con los signos lingüísticos. (Guiraud, 1960).

El código Extralingüístico se caracteriza por su autonomía funcional con respecto al lenguaje y con la falta de relaciones directas de re codificación sustitución o auxiliar dad con el mismo.

En éste sentido muchos códigos lingüísticos se pueden emplear combinadamente con signos lingüísticos. Los códigos extralingüísticos pueden ser significantes tanto para el hablante como para el oyente, o sólo para uno de ellos.


Bibliografía


Bernstein, Basil 1971. Class, Codes and Control. Volume 1: Theoretical studies towards a sociology of language. London: Routledge & Kegan Paul


Douglas, Mary 1972. “Speech, class and Basil Bernstein”. London: The Listener 2241 (9 March)


Fawcett, Robin P. 1980. Cognitive Linguistics and Social Interaction. Towards an integrated model of a systemic functional grammar and the other components of a communicating mind. Heidelberg: Julius Groos Verlag and Exeter University


Fowler, Roger 1996 (2nd edición / 1ª ed.:1986). Linguistic Criticism. Oxford/New York: Oxford University Press


DENOTACIÓN Y CONNOTACIÓN

INTRODUCCIÓN

El siguiente trabajo tiene como abordar todos los aspectos relacionados con las la denotación y connotación de las palabras en el lenguaje, también sobre los signos y su estructura interna.
En éste sentido, la connotación y denotación de las palabras en el lenguaje se refiere a todas los tipos de expresiones de una realidad significativa por lo cual siempre las palabras y los significados en general tienen una extensión o dominio de aplicabilidad en el plano de lo denotativo, y un conjunto de propiedades o características en el plano de lo connotativo.
En el presente trabajo se trata de hacer referencia a los diferentes tipos de signos, y la realidad de lo que quiere significar a otra cosa, es decir, cualquier signo forma parte de la cultura en que se usa.


DENOTACIÓN Y CONNOTACIÓN

Dentro de la gramática encontramos el criterio semántico que se refiere a las significaciones, denotación y connotación de los signos en el lenguaje. Del cual podemos decir que todo signo tiene designado, pero no todo signo denotado. Explicaremos mejor esto. Cualquier cosa que usemos como signo, sin excepción, significa algo. Sin embargo, no siempre eso que es significado por el signo, tiene o tuvo existencia concreta. Puede ocurrir, como de hecho ocurre, que el contenido de ese signo sea una construcción de alguna o algunas personas con o sin un fin específico.

Ejemplo:

Por ejemplo, “centauro” o “unicornio” son signos que no tuvieron ni tienen algo concreto que significar, y no por eso decimos que no significan nada.
Cada uno en su caso designa una entidad, una producción (mítica en este caso, de ficción en otro, o simplemente una mentira: significar algo que no tiene su correlato en la realidad) de la cultura, sin denotado o referente (aun cuando estos dos conceptos tienen o se aplican en semiótica de modo diferente, nosotros no usaremos aquí esa distinción y los tomaremos como equivalentes).
Tener denotado implica que puedo reconocer el referente; es decir, el objeto, el hecho o la circunstancia a la que el signo hace referencia. ¿Por qué es importante esta distinción? Sencillamente, porque con los signos se construyen lenguajes (lenguaje verbal, escrito, visual, publicitario, cinematográfico, matemático, etc.). Con los lenguajes se cumplen distintas funciones: se puede informar (o desinformar), se puede divertir, se puede ordenar, se puede expresar sentimientos, se puede decir la verdad o se puede engañar.
El contenido de un signo es la idea que nosotros adquirimos sobre una cosa, hecho o situación que puede o no existir. El referente es cualquier cosa concreta significada por otra, y la expresión de un signo es el material con que se elabora o se expresa un significante.
Podemos distinguir cuándo un signo o un conjunto de signos (una palabra, un texto, una imagen) se refiere a un objeto que realmente existe, o cuándo un signo no hace más que asignar un contenido sin referente. Designar es expresar el contenido y no el referente. Sin embargo, siempre que designamos el contenido de un signo, invariablemente le añadimos nuestras propias connotaciones, que en cualquier caso están condicionadas por el medio en el que vivimos.

Ejemplo:


Normalmente los sectores medios y altos de la sociedad hacen una valoración de los sectores populares de acuerdo con su forma de vida (también los sectores medios y altos de acuerdo con sus propios condicionamientos, sólo que el peso y la incidencia que estas valoraciones pueden tener y la difusión que pueden alcanzar es tan escasa, que no alcanzan a gravitar en el conjunto).



La denotación

Permite construir premisas inciertas e hipotéticas.

Ejemplo:

Cuando observamos que en un cenicero hay un cigarrillo apagado, pero del que todavía sale humo, presumo que alguien estuvo en ese lugar un instante antes. Esa presunción la obtengo por una abducción del tipo: “Aquí no hay nadie. Sin embrago, en ese cenicero hay un cigarrillo que fue apagado no hace mucho. Por lo tanto, alguien pasó por aquí hace un instante”. Luego, la inducción y la deducción me permitirán probar o desmentir mi hipótesis. Por eso, la abducción pertenece a la lógica del descubrimiento, mientras que la inducción y la deducción pertenecen a la lógica de la prueba, porque necesitan partir de premisas ciertas, comprobadas o aceptadas, y explicitadas.

El conocimiento que obtenemos a partir de las interpretaciones que hacemos por abducción es siempre aproximado y falible. Eso significa que puede corregirse y reformularse. De manera que hay que tener en cuenta que la abducción no conduce a verdades absolutas, sino sólo a aproximaciones de la verdad. Pero ése es justamente su objeto: hacernos ir más allá de lo que sabemos, a partir de sucesivos descubrimientos.
En el tratamiento teórico usual, la denotación es definida por su literalidad mientras que la connotación consiste en el valor simbólico. Esta oposición, que se funda en la disyuntiva entre sintagmática y paradigmática, puede ser, primero, profundizada, explorando su sentido y segundo, criticada en base a los desarrollos posteriores de la teoría del discurso.
Que la denotación sea literal significa que se basa en un estrato material y físico, que no es el objeto referencial, sino que el significante. La connotación es más abstracta, no está pegada al significante. El eje de la denotación y connotación no puede basarse en la arbitrariedad.
Si se entiende que la denotación posee un significado cristalizado, fosilizado, como el incluido en los diccionarios, se verá a la connotación como teniendo, en cambio, un significado más socializado, más ligado a los códigos, y a la subconsciencia del hablante. De esta manera, se llega fácilmente a la conclusión que la denotación es más informativa mientras que la connotación es más valorativa.
Parecería que el regente de la denotación sería el significante, mientras que el factor determinante en la connotación sería el significado.
La pura denotación podría ser entendida como pobreza comunicativa o precisión informativa.

La connotación

Por su lado, podría ser vista como ampliación comunicativa, ya que enriquece el lenguaje, dado que a las denotaciones ya consabidas se agregan connotaciones vitales. Lo importante es que el lenguaje no puede ser reducido a lo mimético, y en consecuencia, los fenómenos comunicativos no pueden ser juzgados sólo desde el punto de vista de la referencialidad. El lenguaje, como sistema de signos central, puede ser analizado a partir del grado de connotación que se sume a la denotación.
Ya no es posible pensar que la denotación sea la idea principal y la connotación la idea accesoria. Es difícil establecer en general y en los casos concretos donde termina la denotación y donde empieza la connotación ya que ambos polos existen. La denotación es sin duda más indicativa que la connotación, que es más llamativa.
Los procesos de denotación y connotación deben ser diferenciados, pero, al mismo tiempo, deben ser concebidos como partes de un mismo proceso. En la denotación, la extensión del concepto parecería ser decisiva. En la connotación, lo esencial es la decodificación. Tanto la denotación como la connotación son culturales y en ambas hay emotividad.
La denotación ejemplificaría la función nominativa por excelencia, la referencialidad, con carácter objetivo, puesto que estaría captando el mundo real, mientras que la connotación sería pura subjetividad, dado que no estaría apuntando al ontos existente sino que hacia el interior del lenguaje.
La denotación es el significado primigenio y general de un vocablo, válido para todos los hablantes del mismo idioma, aunque, de hecho, se emplee más en unos lugares que en otros, e incluso no se conozca ni se emplee nunca en determinados sitios. Connotación, en cambio, es un significado específico, que un vocablo tiene para una persona determinada o dentro de unas determinadas circunstancias.
La denotación (la referencia a información de datos explícita) y la connotación (la interpretación más subjetiva de un mensaje basado en códigos ideológicos y culturales).

Ejemplos:

La palabra operación, por ejemplo, para un médico y dentro de un informe médico, para un militar y dentro de un parte de guerra, para un profesor de matemáticas y dentro de una clase de esa asignatura o para un banquero o financista dentro de un informe bursátil, adquiere en cada caso una connotación diferente.
Cuando suena una alarma de incendios en una oficina, el sonido denota fuego y connota evacuación. Puede darse el caso que la misma denotación tenga una connotación completamente diferente para un bombero y, lo más probable, es que la connotación para un pirómano sea diferente a las anteriores.


• Denotación.
Significado real de una palabra.
Lluvia ! gotas de agua que caen.

• Connotación.
Significado personal e individual de una palabra.
Lluvia ! tristeza, melancolía.


Otro ejemplo:

Perro


Denotación
animal vertebrado, mamífero, canino

Connotación
compañía, protección, fidelidad,
docilidad, mala persona, etc.

El ejemplo anterior de la palabra “perro” nos ha servido para diferenciar el valor denotativo del valor connotativo. Pero también ejemplifica la íntima relación entre ambos significados. El idioma es algo dinámico y constantemente se crean nuevos valores connotativos, mientras que otros desaparecen o se llegan a lexicalizar hasta adquirir tal fuerza referencial que se convierten en una segunda acepción denotativa de la palabra.

Es decir, asociamos el valor denotativo con el sentido explícito de las palabras, y el valor connotativo con un sentido sugerido, figurado, simbólico; pero entre ambos significados existe siempre una relación, aunque a veces sea tenue: el significado connotativo presupone el significado referencial denotativo. En este sentido decimos que la denotación es más “indicativa”, mientras que la connotación es más “evocativa”. Ambas dimensiones de significación son partes de un mismo proceso en el cual establecemos relaciones: asociamos el significado denotativo con la relación entre el signo y su referente (la palabra “perro” con un mamífero de la familia de los caninos), el significado connotativo relaciona el signo y su referente con otros signos de la cultura (por ejemplo, la palabra “rojo” y su significado como color, lo podemos asociar con la bandera comunista y darle el valor connotativo de la ideología comunista). En los textos escritos, las obras didácticas y los tratados hacen uso con preferencia de un lenguaje denotativo, mientras que en literatura se valora el lenguaje connotativo.

EL ESQUEMA ACTANCIAL

Desde la semántica estructural de A.J. Greimas y desde las "Deux cent mille situations dramatiques" de Souriau y en lo directo de los trabajos de W. Propp sobre los cuentos rusos, podría construirse un modelo de base, una sintaxis, con la ayuda de unidades llamadas "actantes"(por Greimas siguiendo a L. Tesnière) que no pueden identificarse con personajes.

Ubersfeld en (1974) hizo una presentación completa del modelo. Allí se encontrarán también sus comentarios y algunas propuestas de transformaciones ya que lo adapta al texto teatral (en especial invertiendo las posiciones del "Sujeto" y del "Objeto" respecto de la inicial propuesta greimasiana; p. 58 a 118). Tomamos aquí algunos elementos de esta exposición.

"El modelo actancial, dice Greimas, es en primer lugar la extrapolación de una estructura sintáctica. Un actante se identifica con un elemento (lexicalizado o no, un actor o una abstracción) que asume en la frase de base del relato una función sintáctica: están el sujeto y el objeto, el destinatario, el oponente, el ayudante, cuyas funciones sintácticas son evidentes; el destinador cuyo papel gramatical es menos visible y pertenece, si puede decirse, a una frase anterior (D1 quiere que S...) o, según la gramática tradicional, a un complemento de causa".
Greimas simplificó el modelo de W. Propp y de Souriau que presentaba 7 funciones.

La frase implícita en el esquema es la siguiente: una fuerza (o un ser D1) quiere algo. Llevado por su acción, el Sujeto S busca un objeto O en provecho de un ser D2 (concreto o abstracto). En esta búsqueda, el sujeto tiene aliados A y oponentes OP. Cualquier relato puede reducirse a este esquema de base que visualiza las principales fuerzas del drama y su papel en la acción. Es mucho más sencillo establecer este esquema (o esquemas transitorios) cuando la estructura polémica del relato (para hablar en términos de C. Brémond) es muy evidente (historia simple con una estructura canónica). Apuntemos que Greimas volvió sobre este esquema, especialmente sobre las nociones de ayudante y de oponente (cf. Diccionario).



BIBLIOGRAFÍA

• DALLERA, Osvaldo Alfredo, Colección “Comunicación” Signos, comunicación y sociedad. Ediciones Don Bosco Argentina, 1990

• Revista Electrónica de Epistemología de Ciencias Sociales
Facultad de Ciencias Sociales Universidad de Chile Nº4 - Diciembre – 1998

• SHARE, Jeff “Educación mediática para la justicia social: Una perspectiva estadounidense”http://www.uned.es/ntedu/espanol/master/primero/modulos/teoria-de-la-representacion/JSS-Media-Ed-Sp.htm